jueves, 10 de marzo de 2016

LA CIUDAD EN AGOSTO



La ciudad en agosto sigue siendo de cemento y hormigón, las calles están vacías y los conductores se saltan los semáforos. Mi reloj se ha parado justo con el último gintonic y el taxista no sabe llevarme a casa.
Te llamaré al alba, me dijiste, pero ¿no te has dado cuenta que los teléfonos no funcionan en agosto en esta ciudad? además, mi número lo perdiste una mañana de espesa niebla.
En el quinto C las sábanas se pegan al cuerpo, no funciona el aire y creo que no le he dado propina al taxista, pero todo es relativo en esta ciudad, en agosto.
En agosto, en esta ciudad se llenan de humo todos los besos que no me diste, se los ha tragado el cemento y el hormigón.
Yo sí te llamaré al alba, quiero volver contigo a aquel cine de verano donde los insectos revoloteaban sobre nuestras cabezas y la pasión erizaba los cabellos de tu piel, quizás podamos volver a ver los pájaros de Baden-Baden...
Esta ciudad en agosto sigue siendo de cemento y hormigón.

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